El cultivo de trigo ocupa un lugar estratégico en la agricultura del Cono Sur, no solo por su relevancia económica y alimentaria, sino también por su aporte a la diversificación y estabilidad de los sistemas productivos. En las últimas décadas, el avance de la agricultura extensiva, sumado a la presión de plagas, enfermedades y factores climáticos, ha puesto en evidencia la necesidad de mejorar la resiliencia y competitividad del trigo frente a los nuevos desafíos. En este contexto, resulta fundamental fortalecer sus características adaptativas y su integración en esquemas de siembra directa y rotaciones diversas, de modo que el cultivo no solo mantenga su papel productivo, sino que también incremente su contribución a la sustentabilidad y sostenibilidad de los sistemas agrícolas dominantes en la región.
Desarrollar aquellas características del cultivo de trigo que lo viabilizan en una agricultura moderna, competitiva, preferentemente bajo sistema de siembra directa y en distintos tipos de rotaciones, mejorando su contribución a la sustentabilidad de aquellos sistemas agrícolas dominantes en la región.
Se prevén dos dimensiones importantes de beneficios: